Somos seres emocionales. Cada persona responde a una misma situación de forma diferente. El Marketing emocional trata de establecer una situación favorable por parte de una persona hacia un producto o servicio. En la mayoría de las ocasiones este proceso trasciende las barreras de la lógica. Es ahí donde entra en juego el marketing emocional intentando conectar una marca, servicio, o experiencia con una emoción. Esto tiene resultados muy positivos si además hablamos de productos de compra impulsiva, como, por ejemplo, la elección de unos caramelos frente a otros en el momento de su compra.
La conexión marca-individuo es compleja y requiere tiempo, moviéndose en el terreno deseo y necesidad apelando al yo emocional.
¿Cómo apelar al marketing personal?
Para explotar el valor del marketing emocional es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos:
1- La Personalidad de tu marca.
El futuro cliente debe sentir tu esencia como marca. ¿Quién eres?, ¿qué intenciones tienes?, ¿qué puedes hacer o pretendes hacer por él?… Debe sentirse identificado con los valores de tu marca. Lo peor que te puede pasar es que seas totalmente neutro, sin alma, sin corazón.
2- La atención y relación que tendrás con tus clientes.
Los posibles clientes deben percibir que como marca te molestas, te involucras por ellos: Conoce sus intereses, inquietudes y necesidades.
El cliente te debe sentir accesible y cercano. Uno de los valores que más destacan es la disponibilidad total, como la atención 24 h en redes sociales.
3- Tus valores.
Los valores que transmitas deben tener un carácter diferencial si quieres ser competitivo, ¿por qué tú? Analiza bien tus valores, pues te pueden hacer despegar o cargar con un lastre.
4- Planifica
Analiza al detalle a tus clientes y averigua qué esperan de ti. Analiza a tu competencia y la situación social existente para saber en qué terreno te estás moviendo: cuáles son tus puntos fuertes y los débiles de tu competencia.
5- ¿Cuál es tu producto o servicio?
Adquirir un cuadro o una joya es mucho más emocional que comprar una sartén o una lavadora.
Aun así, todas las decisiones de compra tienen su parcela emocional. Plantéate qué espera el usuario de tus productos, y cómo puedes conectar un valor para que se sienta mejor. Que sea algo más que una sartén! Que vaya más allá del mensaje lógico de “es una sartén” y valga más para el cliente. Encuentra esa conexión!
Cuando el producto seas tú, cuida tu imagen, trato y comunicación no verbal. Consigue que el cliente se sienta cómodo y tranquilo en tu presencia. Que sepa que cumplirás sus expectativas y lucharás por él. Cuida la vestimenta, los colores, perfumes, etc.
El marketing emocional no es nuevo, pero ahora tenemos más herramientas, conocimientos y canales para sacarle el mejor partido!
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